Río San Francisco
Por la calle Florián
La calle once,
el centro del centro
Pueblo nuevo - Pueblo viejo
Plaza Mayor
+ INFO
La calle del tranvía
El barrio árabe
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Sobre el río San Francisco
Café Catedral
Español
Hotel Continental
La antigua
calle real
Parque
Santander
Galería de personajes
Elenco: Paola Andrea Abril - Willy Alba - Marco Tulio Contreras - Diana Esguerra - Andrés Ocampo - Silia Rivera. Asistentes de investigación: Daniela Lillies - Liz Navas. Investigador asistente: Willy Alba. Video y fotografía: Cristhian Avila - Liz Navas. Marketing: Ivonne González. Desarrollo web: Juan Franco. Diseño y realización de podcast: Cristhian Avila - David Orjuela. Dirección de arte y maquillaje: Angela Pavón. Asistencia de producción: Daniela Rico. Producción: Rodrigo Susa. Dirección, investigación y dramaturgia: Cristhian M. Avila.
Proyecto en el marco de TERRITORIOS ACTIVOS
BECA PARA EL FOMENTO DEL ARTE, LA CULTURA Y EL PATRIMONIO DISTRITAL. SECRETARÍA DE CULTURA, RECREACIÓN Y DEPORTE DE BOGOTÁ.
Cafés de
la Ciudad
Aliados
Información del proyecto
Créditos
La vieja Santafé
Agradecimientos:
Café Balzac, Café Catedral, Instituto Colombiano de antropología e historia (ICAHN), Teatro la Candelaria, Sastrería Galería de la Once, Hotel Continental, Museo de Bogotá, Archivo de Bogotá, Ivonne González, Sandra Giffuni,Carlos Amezquita, Lucia Caicedo, Juan Sebastián Pinto.
Apoya:
Estímulos y reconocimientos obtenidos para el desarrollo de las distintas fases del proceso:
- Beca de fortalecimiento para empresas creativas y culturales. Idartes. 2019.
- Convocatoria Territorios activos beca para el fomento del arte, la cultura y el patrimonio distrital. SCRD. 2022.
- Innova Turismo. Fondetur. 2023.
Desarrollo web: Juan Franco.
Guión podcast y recorrido: Cristhian Avila.
Traducción versión inglés: Carolina Cruz Lugo - Michelle Lozano.
Locución de textos: Marco Tulio Contreras - Michelle Lozano.
Diseño y realización de podcast: Cristhian Avila - David Orjuela.
Dirección de arte y maquillaje: Angela Pavón.
Asistencia de producción: Daniela Rico.
Producción general: Rodrigo González Susa.
Dirección general, investigación y dramaturgia: Cristhian M. Avila.
Elenco: Paola Andrea Abril - Willy Alba - Marco Tulio Contreras - Diana Esguerra - Andrés Ocampo.
Música en vivo: Silia Rivera - Maria Andrea Moreno.
Guía turístico: Doralba Rodríguez.
Asistente de investigación: Willy Alba.
Video y fotografía: Cristhian Avila - Daniel Ceballos - Liz Navas.
Asistente comercial: Daniela Rico.
Directora de marketing: María Jose Becerra.
Director comercial: Alexander Medina (Social Travelers CEO).
Diseño de piezas gráficas: Jonathan Alexander Cárdenas (JACS)
Director gráfico: Pavel Molano.
DIRECTO MEMORIA es un recorrido multimedia por la Bogotá de hace cien años. Un proyecto transmedia que rinde memoria a la ciudad, entre los años 1903 y 1948, cuando pasó de tener 100.000 habitantes a más de tres millones de personas, por medio de diversos estímulos que nos conectarán de diferentes maneras con estos fragmentos de historia.
Se recorren trece estaciones por el centro histórico de la ciudad, acompañados de audio-guías personalizados, presentaciones breves de sketches teatrales, números musicales, una deliciosa oferta gastronómica, y otras maravillosas ventajas que encontrarás mientras disfrutas el paisaje capitalino. Además, está esta página para hacer el recorrido digital y obtener datos magníficos sobre ese periodo de la historia de Bogotá.
Agarre su sombrilla, póngase el sombrero y acompáñenos a disfrutar de DIRECTO MEMORIA.
Chorro de Quevedo
Aquí está la ermita del palomar del príncipe, réplica no tan exacta de la iglesia la ermita del Humilladero, construida en 1544 en la plaza Santander y derribada a comienzos del S. XX. En 1969 se decide rendir homenaje a esta construcción realizando esta copia en esta plaza.
Es un chorro de agua natural descubierto por Zenón Padilla en 1864, en la cuenca de los cerros orientales de Bogotá. (Historia del Consejo de Bogotá 1539-2007). Pag 153. IDPC.
El río San Francisco tenía unas condiciones poco higiénicas que generaba pésimos olores y un fuerte estigma sobre la capital.
De allí se surtían algunas fuentes de la ciudad y mujeres contratadas se dedicaban a lavar ropa en este lugar.
En el río San Francisco se estableció un sistema constituido por los siguientes dieciocho puentes, de los cuales 15 fueron construidos antes de 1886.
Alrededor de la naciente ciudad, había varias pilas de agua como la pila de San Victorino, Las aguas, Las nieves, San Francisco, entre otras, construidas entre el S. XVIII y XIX para suministrar agua a los residentes de la ciudad.
PUEBLO NUEVO/ PUEBLO VIEJO
Por esta razón, se decidió construir un acueducto que ocultará bajo sus calles el río San Francisco, El Río San Agustín, y quebradas aledañas.
Las pilas de agua eran puntos de reunión y de tertulia, sobre todo para las aguateras, donde opinaban sobre los sucesos del día y las intimidades de sus patrones y otras figuras relevantes de la naciente ciudad.
La ley 10 de 1915 ordenó la canalización de los ríos San Francisco y San Agustín, y en sus cauces terraplenados surgieron las avenidas Jiménez y Calle 7ª.
La plazoleta del Chorro de Quevedo se asoció durante mucho tiempo a la idea de que allí fue fundada la ciudad de Bogotá, debido a que en este espacio se encuentra hoy en día una réplica de la capilla del humilladero, construida en 1544 y considerada la primera iglesia de teja de la ciudad. La leyenda de la fundación de la ciudad cuenta que los invasores españoles tomaron este espacio: construyeron doce chozas y una capilla, e hicieron su primera ceremonia religiosa, pero estudios actuales plantean que esta información no es tan acertada. Las nuevas investigaciones apuntan a que, en realidad, el conquistador Gonzalo Jimenez de Quesada puso sus tiendas de campaña aquí, donde existía un asentamiento indígena muisca -Thybsaquillo- y aprovechar así las condiciones privilegiadas del lugar para protegerse de cualquier ataque posible. La capilla original estaba en la entrada norte de la ciudad, justo antes de cruzar el río San Francisco, pero fue demolida en 1877, para ampliar la carrera 7ma o calle real, eje transversal de la ciudad y el parque Santander. Como homenaje al templo destruido, se construyó esta réplica llamada la Ermita de San Miguel del Príncipe. Con el paso de los siglos y el crecimiento de la ciudad, el Chorro de Quevedo se convirtió en una frontera entre los asentamientos indígenas y la nueva ciudad colonial. Esta plazoleta adquirió el nombre con el que se le conoce actualmente debido a que en este lugar, un sacerdote agustiniano llamado Francisco Quevedo en el año 1832 instaló una pila para abastecer de agua este sector. De ahí, que en homenaje a esta obra benéfica, se denominará este espacio como El Chorro de Quevedo. Sobre la pila se construyó una escultura del fraile pero de un momento a otro, sin motivo aparente, la figura fue descabezada y en vez de reconstruirla, decidieron quitarla en su totalidad y solo dejar la pila.
Las lavanderas y las aguateras eran mujeres contratadas para lavar grandes cantidades de ropa y también para abastecer de agua a las quintas de Chapinero, alejadas a una hora a píe del centro de la ciudad. Autor: Luis Alberto Acuna. 1910
Suite Op. 13 para piano y violín (1920)
GUILLERMO URIBE HOLGUÍN (1880 - 1971)
Creador del Conservatorio Nacional de Colombia, y de la Orquesta Sinfónica de Colombia, es uno de los músicos más importantes del país, principalmente por su labor institucional. Comenzó sus estudios a los 11 años con Narciso Garay y a los 15 años ya era docente de violín en la misma academia donde estudió. Sus viajes a Nueva York lo acercaron al conocimiento de las orquestas sinfónicas y a su regreso, cimentó las bases para que Colombia tuviera una. Estudió violín en la Schola Cantorum de París y allí afinó su técnica de composición musical. En 1941 Guillermo Uribe Holguín publicó su autobiografía “Vida de un músico colombiano” que además es el recuento de sucesos de la escena artística, social y política de la capital de Colombia en las primeras décadas del siglo XX. La obra de Guillermo Uribe Holguín es considerada una de las más extensas dentro del repertorio clásico colombiano. Murió el 26 de junio de 1971 en Bogotá.
Durante la década de 1930 el río fue canalizado y en su lugar se estableció la Avenida Jiménez. Entre 1999 y 2001 se construyó el Eje Ambiental recuperando un fragmento de su trazado original.
CHORRO DE QUEVEDO
Las aguateras cargaban el agua en tinacos que llevaban sobre mulas, y en algunas ocasiones, lo hacían a píe, colocando una múcura sobre su cabeza.
Hoy, el llamado Eje ambiental, diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona, rememora alegóricamente la importancia que tuvo para Bogotá el ahora canalizado río San Francisco.
Petronila es una aguatera que quedó en la memoria capitalina por sus singulares ocurrencias, anécdotas y la información que acumulaba de sus clientes y vecinos.
Si se amplía el espectro de lo que entendemos por canalización, podría decirse que ésta comenzó mucho antes de la promulgación de la mencionada ley. Ya desde el periodo colonial se empieza a intervenir el río con la construcción de puentes que conectaban la ciudad.
Alrededor de la quebrada San Bruno -que bajaba desde los cerros orientales pasando el sector de Egipto, bordeando luego lo que hoy es la calle segunda, atravesando el Chorro de Quevedo y la calle del embudo, para posteriormente circular por la calle tercera, y desembocar finalmente en el río San Francisco-, se estableció una frontera invisible entre asentamientos de indígenas, comunidades obreras y migrantes; y la nueva ciudad colonial organizada en trazas de damero español, empedrada y nombres rimbombantes para las calles. Los asentamientos de la gente de escasos recursos fueron refugiándose en las faldas de la montaña y el sector fue creciendo de manera desorganizada y con pesimas condiciones de salubridad. En contraposición con el otro lado de la quebrada, es decir, hacia el lado occidental, se edificaron las casas de las personas adineradas, los palacios administrativos, iglesias, conventos, y un espejo de las ciudades europeas con herencia claramente española. Al asentamiento pobre se le llamó Pueblo viejo, y al asentamiento rico se le denominó como Pueblo nuevo. Por tanto, es evidente en su arquitectura reconocer esos dos modelos de ciudad: por un lado, casas de una planta, con amplios patios, solares y grandes habitaciones, frente a casas de dos niveles, espacios pequeños, dispuestos para convertirse en inquilinatos, con más tiendas que residencias, y llena de colorido desigual. Por esa razón se construyó allí la plaza de mercado de la Concordia, para que las clases bajas pudieran allí ir a hacer sus compras diarias.
Fue nombrado así ya que el Fraile de la ordén de Agustinos descalzos Francisco Quevedo puso un chorro de agua en 1832, para que los habitantes de la zona tuviesen de una manera más fácil al líquido y no tuvieran que desplazarse con sus cántaros a las fuentes naturales aledañas a los cerros.
Galería
Chorro de Quevedo
Para rendir tributo a la buena obra del padre Quevedo, se ordenó posteriormente hacer una estatua del fraile franciscano de la que brotaba el agua por sus manos, pero el vandalismo de la época descabezó el monumento y así permaneció hasta su desaparición total.
Galería
Aguateras y chorro de Padilla
La calle del Embudo es una calle angostísima en uno de sus extremos y algo ancha en el otro, un poco más de tres metros en el extremo norte, que se precipita sobre la pendiente de la actual plaza de la concordia ...es una especie de embudo al revés...y por aquí descendía la quebrada de San Bruno.
Galería
Rio San Francisco y canalización
Pueblo Nuevo
Pueblo Viejo
Hoy en el Callejón del Embudo se encuentran cerca de veinte tiendas, seis de estas son Café-bares que atraen principalmente a la población juvenil y universitaria que transita la zona. La chicha y la cerveza son los principales atractivos para una rumba nocturna de viernes o sábado.
Este hotel se construyó debido a la realización de la IX conferencia Panamericana celebrada en Bogotá en 1948, donde se creó la OEA (Organización de Estados Americanos) dando así una propuesta para ampliar la oferta hotelera de alta calidad.
Está ubicado en la Av. Jimenez con calle 4ta. y es un símbolo de la transformación arquitectónica de la Capital en la primera mitad del siglo XX.
Este hotel fue inaugurado en febrero de 1948 y diseñado por el arquitecto italiano Vicente Nasi. Su diseño inicial proponía siete pisos para oficinas y un primer piso para almacenes con Mezanine. No obstante, se decidió adaptar para su uso final como hotel acomodando 148 habitaciones con distintos usos. Una de las razones para su construcción fue la realización de la IX conferencia Panamericana celebrada entre el 30 de marzo y el 02 de mayo de 1948, evento donde se creó la OEA (Organización de Estados Americanos) y así ampliar la oferta hotelera de alta calidad para la ciudad. Este edificio se hizo célebre durante los sucesos del Bogotazo porque fue uno de los pocos que no cerró sus puertas continuando con sus actividades normales - el té se sirvió a las 5 pm. sin contratiempos- mientras muchos edificios ardían. Se dice que así Jorge Eliecer Gaitán salía a almorzar rumbo a este hotel cuando fue asesinado y que muchas personas se refugiaron allí huyendo principalmente del incendio en el Hotel Regina. Esta construcción está ubicada en la Av. Jimenez con calle 4ta. y es un símbolo de la transformación arquitectónica de la Capital en la primera mitad del S. XX.
EMILIA PARDO UMAÑA. (1907 - 1961)
Antes que Revellion Bar existiera en el sótano de este Hotel, funcionaba allí una inmensa zona de lavandería que suplía las necesidades de los antiguos clientes que allí se hospedaban. Pero todo cambió, cuando un grupo de socios se reunió en el 2016 y transformó su destino convirtiéndolo en lo que es hoy: un exquisito gastrobar con una decoración ecléctica y surreal, buena comida y buena música. Un rincón singular en el centro histórico de la ciudad, y el punto de arranque de esta experiencia multimedia.
Directo Memoria
A lo largo de esta experiencia, estarán acompañados de unos podcast especialmente diseñados para este recorrido que le contarán datos y anécdotas sobre la Bogotá de hace cien años. He aquí un primer ejemplo. Nuestro podcast introductorio. Entonces, !abran bien sus oídos porque este viaje ya comenzó!
Se decidió adaptar su uso final como hotel acomodando 148 habitaciones con distintos usos.
Fue inaugurado en febrero de 1948 y su diseño inicial proponía siete pisos para oficinas y un primer piso para almacenes con Mezanine.
Character gallery
Debajo de esta calle que hoy conocemos como la Avenida Jimenez, se esconde el cauce del río San Francisco, división natural que marcó uno de los límites de la primera Bogotá. En 1917, empezó su canalización para combatir las enfermedades generadas por la contaminación de sus aguas y esconder los malos olores que invaden la pequeña ciudad. A su alrededor se fueron edificando hoteles, oficinas de abogados, periódicos como el Tiempo y el Espectador, entre otros tipos de comercio, y hoy en día mantiene unos espejos de agua recostados sobre el eje ambiental como testimonio de su antigua existencia. Foto: Saul Orduz. 1952.
La ciudad durante siglos no contó con un sistema de acueducto y alcantarillado eficiente, por lo que sus habitantes tuvieron que construir pozos públicos para poder acceder al preciado líquido, siendo muchas veces insuficiente. Por esta razón, el fraile Francisco de Quevedo construyó en 1932 una pila en este lugar baldío como regalo para sus vecinos. Ese es el motivo de que en la actualidad a este espacio se le conozca como la plaza del Chorro de Quevedo.
La naciente Santafé tuvo como sus primeros límites hacia el norte y hacia el sur, a los ríos San Francisco y San Agustín (Hoy Av. Jiménez y calle Sexta). Entre ese espacio de tierra se edificaron las primeras iglesias y sus sedes conventuales, edificios gubernamentales, los primeros comercios y las viviendas de las personas más influyentes de la Capital. La ciudad era fría, brumosa y lluviosa, con pocas entretenciones pero apta para los dandys y sus trajes de moda. Con los años los límites de la ciudad fueron expandiéndose exponencialmente y ahora esta zona es reconocida como el centro histórico de Bogotá.
La Vieja Santafé
Calle 11 - El centro del centro
Las dos calles contiguas a la Plaza de Bolívar, en dirección oriente-occidente, es decir lo que ahora se llama calle Once y calle Doce, fueron el centro de la vida social, política y cultural de la Bogotá del S. XIX. Sobre ellas se levantaron conventos, teatros, hoteles, palacios, y los principales negocios de sombrererías, bizcocherías y colaciones, además de una que otra Chichería. Se dice que, en especial, recorrer la calle Once desde su comienzo pegado a la falda de una montaña, era una manera de sentir el particular espíritu de una ciudad mágica y misteriosa, pero con un particular encanto de primer mundo.
Esta plaza es quizás el espacio más representativo de la Capital y el testigo silencioso y privilegiado de las innumerables transformaciones de la ciudad. Alrededor de ella se levantaron las principales sedes del poder político del país como el Capitolio, el Palacio Lievano y el palacio de Justicia, y su suelo ha tenido múltiples y variados usos: Cadalso, plaza de mercado, guarnición militar, cárcel, jardín con fuentes luminosas, centro de grandes manifestaciones, entre otras más. Allí estuvo la primera taberna de la ciudad, el primer colegio y la casa donde detonó la revuelta de la independencia colombiana.
El Barrio Árabe
Entre la calle Once y la calle Catorce decenas de inmigrantes árabes -turcos, palestinos, sirios, libaneses- exiliados de sus países por las distintas guerras sufridas en sus territorios de origen, empezaron a establecer sus negocios de ventas de telas y vestidos, en los locales ubicados en la primera planta del Edificio de la Beneficencia de Cundinamarca, hoy en propiedad de la familia Kaysser. Sus trajes y vestidos formales se volvieron populares para celebraciones religiosas y familiares, eventos sociales y políticos, y así prontamente prosperaron.Dentro de ese edificio también hicieron su primera mezquita y consolidaron este espacio como el primer epicentro de encuentro del pueblo árabe en Bogotá, principalmente en la segunda mitad del S. XX.
Bogotá ha sido cuna fundamental del arte y la cultura del país. No en vano fue llamada como la Atenas Sudamericana por sus movimientos artísticos y literarios. A principios del S. XX, la ciudad vibraba con los carnavales organizados por los estudiantes, se bailaba al ritmo de las orquestas de música tropical y de boleros, se leía en los cafés al son de un aguardiente, y sus pintores se refugiaban en el costumbrismo para retratar la cotidianidad de la ciudad. En esta época aparecieron las primeras salas de Cine y empezaron a consolidarse grandes teatros como el Municipal y el Teatro Colón. Una ciudad que reflejaba una vida artística y cultural muy pronunciada.
Por la Calle Florian
Saliendo por el costado noroccidental de la Plaza de Bolívar se encuentra la famosa calle Florian, reconocida en su tiempo por ser el pasaje comercial más importante de Bogotá. A lo largo de esta calle que con el tiempo se irá extendiendo en importancia hasta la Avenida Jimenez, se encontraban los almacenes más prestigiosos, el bellísimo Pasaje Hernandez (uno de los primeros centros comerciales de la ciudad) y el ya extinto Convento de Santodomingo. Bien avanzado el siglo XX contaría también con los primeros bancos y edificios de la capital.
La Calle del Tranvía
El gran testigo de la Bogotá de principios del S.XX es el tranvía. Inaugurado en 1882, trazó los caminos de la expansión acelerada de la ciudad. Hacia el norte iba hasta la calle 72, al sur hasta el barrio 20 de julio, y hacia el occidente, hasta la Estación de la Sabana, vaticinando las grandes avenidas de la actual Bogotá. Las nuevas necesidades de una inesperada metrópoli, problemas entre las empresas, los trabajadores y el gobierno, además de otras razones, llevaron al fin de este apreciado medio de transporte en 1951.
La antigua Calle Real
La principal calle de la ciudad es la hoy denominada como Carrera Séptima, que en otros tiempos también se conoció como la avenida de la República, el antiguo camino de la sal o la calle real -entre otros nombres temporales-. La denominación para las calles surgió de esta vía porque sobre ella se hacían carreras de caballos en el S. XVIII, y los principales eventos de la ciudad como marchas, desfiles, manifestaciones se movilizaban siempre por esta avenida. Es quizás la calle más representativa de la capital.
Parque Santander
Se dice que en este lugar se fundó realmente Bogotá y que allí estuvo la primera capilla construida en la nueva ciudad. También allí se asentó el primer mercado donde traían los indígenas sus productos para vender y se le llamó como la plaza de las yerbas. Con la construcción de la iglesia de San Francisco, se convirtió en la entrada a la ciudad y en el período independentista fue el cadalso para ahorcamientos y otros castigos para los rebeldes. En el S.XX tuvo a su alrededor los dos hoteles más prestigiosos de Bogotá: El hotel Granada y el Hotel Regina. Hoy allí está ubicado el Museo del Oro. Siempre cambiante y en transformación es símbolo y testigo de la historia de la Ciudad.
Cafés de la ciudad
Uno de los síntomas que señalaban que Bogotá había tomado estatus de ciudad fue cuando se activó de manera recurrente su vida nocturna y gran parte de esa responsabilidad la tienen los primeros cafés ubicados a lo largo de la carrera séptima. Aparecieron lugares como el Café Paris, el Windsor, Victoria, la Cigarra, el gato negro, el Ritz, entre otros. Allí llegaban intelectuales, políticos, artistas, a armar y desarmar el mundo político de la ciudad y el país. Alrededor de estos cafés fueron apareciendo también teatros, librerías, salas de cine, y ya Bogotá nunca volvió a ser igual.